Daniel tiene rasgos de asperger. Fue diagnosticado con siete años.
Perdimos varios años porque los docentes no están preparados para detectar este síndrome y porque hay que insistir mucho para que lo evalúe un psiquiatra infantil y un equipo de atención temprana. No hay suficientes medios.
Este trimestre ha obtenido las mejores clasificaciones de su aula. Sin embargo, tiene un problema con la habilidad social y sabemos que esto lo puede llevar a la depresión o la ansiedad.
Las asociaciones no son gratuitas. No se realizan políticas adecuadas para personas de este tipo. Es ahora cuando necesitan aprender estrategias de conducta y así enfrentarse al mundo. Esto lo tenemos que lidiar los padres junto con el equipo docente, al que estamos inmensamente agradecidos.
Estos niños sufren acoso escolar en el patio del colegio y los centros no tienen una especial vigilancia. No es nada romántico convivir con un asperger, requiere paciencia y dedicación, aunque ya les digo yo que no cambiaría a mi hijo por nada de este mundo.— Luis Miguel Cano López
http://elpais.com/elpais/2013/04/13/opinion/1365871756_031485.html?goback=.gde_1775601_member_232119289
Perdimos varios años porque los docentes no están preparados para detectar este síndrome y porque hay que insistir mucho para que lo evalúe un psiquiatra infantil y un equipo de atención temprana. No hay suficientes medios.
Este trimestre ha obtenido las mejores clasificaciones de su aula. Sin embargo, tiene un problema con la habilidad social y sabemos que esto lo puede llevar a la depresión o la ansiedad.
Las asociaciones no son gratuitas. No se realizan políticas adecuadas para personas de este tipo. Es ahora cuando necesitan aprender estrategias de conducta y así enfrentarse al mundo. Esto lo tenemos que lidiar los padres junto con el equipo docente, al que estamos inmensamente agradecidos.
Estos niños sufren acoso escolar en el patio del colegio y los centros no tienen una especial vigilancia. No es nada romántico convivir con un asperger, requiere paciencia y dedicación, aunque ya les digo yo que no cambiaría a mi hijo por nada de este mundo.— Luis Miguel Cano López
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